Crónica de la ¿folixa? entamáa pe la Ruta contra el racismu

Pasaba ya de les doce cuando lleguemos al Parque d’inviernu p’afayamos ellí con un garrapiellu xente, quiciavis poco numerosu pal motivu de la concentración, pero na desdeñable pa los tiempos que cuerren y el tiempu que facía y, enriba tó, animosu enforma y desafiante d’ambos dos tiempos. Ellí taben co los tamién peranimosos rapazos marroquinos internaos nel Materno-Infantil de San Llázaru dependiente del Principado y pa los cualos se bía reclamao la solidaridá como denuncia de la situación que sufren.

Depués d’entamá los primeros llazos d’empatía y facé los retratos que dexaren constancia de l’encuentru el cabrón del tiempu metereolóxicu –y puée que l’utru tamién– emburriomos pacia’l Cambalache, onde deseguir trabando llazos al calorín de la humana solidaridá.
Enun llocal bien prestosu y afayaízu, onde dellœs collaciœs tiren p’alantre per un proyeutu autoxestionáu al rodiu de la custión social, y enun ambiente intercultural definíu pe lo estremao de les diferentes procedencies, la xente diose a caciplar con unœs y otrœs endemientres diba iguándose la xinta. Perillí mos axuntemos hasta cinco compañeros de los que tábemos na convocatoria que se fexo el vienres nel Atenéu que tamién dimos abondo la parola entreteniendo el reclamu del bandullu.

Prontín ya teníamos dispuesta la mesa alreor de la que confraternicemos dando bona cuanta de llacuada y con una prestosa sobremesa na que un par de collacios, depués d’esplicar los motivos pe lamor de los que mos bíemos xuntao, leyeron dellos poemas y relatos de combate; el grupu de rapazos, solicitaos por danquién y con ganes tamién d’aportar el so aquel a la xuntanza, animaronse a cantar siguiendo el rap de un músicu marroqí que surdía del móvil; en vista que a los d’equí nun se mos escurrió o nun mos echamos p’alantre a echar dalgún cantarín, un par de compañeres mexicanes –deprendiéndomos lo que ye’l rixu– arrancáronse con el “canta y no llores porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones” que, eso sí, fuimos a corear, y depués co los puños bien espurríos sentímoles entonar el cantar señeru de los zapatistas que al menos pudimos tararear po lo bajini pos la música ye la de “carabina trenta trenta”.

Y hasta aquí, que la xente ya foi dispersando, lo aportao enun alcuentru que, po lo menos pa min, dio pa cargar bien la batería con enerxía de eso llimpio y rebelde.

Aquí el comunicáu repartíu:

Ruta contra’l racismu y la represión

Hace unos días se produjo una agresión a una persona en el Parque de Invierno. Inmediatamente se culpa de la agresión a los menores marroquíes que viven en el Centro Materno Infantil. ¿Quiénes son esos menores, de dónde vienen y por qué están aquí?

Parecen preguntas muy fáciles de responder: son de Marruecos, no nos sabemos sus nombres porque son muchos y están aquí porque no quieren vivir en su país. Todo es más fácil para ellos, el gobierno les da un sitio donde dormir y no tienen que trabajar. ¿De verdad nos creemos estas respuestas? Quizás su situación no sea tan fácil como parece. Para empezar podríamos preguntarnos cómo llegan hasta nuestras ciudades, cómo realizan el viaje desde su lugar de origen: casi siempre en los bajos de un camión o en una patera arriesgando sus vidas. Muchos de ellos inician el viaje con once, doce o trece años. ¿Nos imaginamos a nuestros hijos, nietos o hermanos teniendo que hacer ese viaje, solos, sin saber lo que les espera cuando lleguen, sin poder comunicarse con sus familias durantes semanas o meses?

Pero, ¿por qué se van? Acaso es por la aventura, porque se aburren en casa… ¿No será por que no tienen otra salida? Sus condiciones de vida son muy precarias. No tienen acceso a la educación, la sanidad o el trabajo. Sus familias no pueden. Ya, pero son tantos… Desde el Instituto Asturiano de Atención a la Infancia, Familias y Adolescencia dan las siguientes cifras: hace dos años 42 menores estaban bajo la tutela de la administración regional. En la actualidad son 21. Una avalancha…

Si aparecen todos los días en el periódico, por algo será. Los medios de comunicación nos muestran, casi siempre, a estos menores vinculados con titulares que hablan de violencia, robos, etc. Pero muy pocas veces hacen el esfuerzo de explicarnos la noticia completa, de darles voz para que puedan defenderse de acusaciones que en muchas ocasiones resultan ser falsas.
Un periódico decía: “La directora del Instituto Asturiano de Atención a la Infancia, se reunirá con los vecinos del Parque de Invierno y de San Lázaro para analizar la situación generada tras las últimas denuncias por agresiones protagonizadas por menores marroquíes bajo la tutela del Principado, y que viven en el edificio del Materno Infantil.” ¿Cómo y cuándo se ha demostrado? Los medios de comunicación lanzan acusaciones, hablan de bandas y criminalizan sin pruebas a los menores. Crean una imagen muy negativa de ellos de forma completamente irresponsable.

¿Y que hace la Consejería de Bienestar Social? La Consejería tiene la tutela de los menores, es decir, es la responsable de su situación aquí. ¿Cómo lo hace? En principio a través de centros públicos que se encargan de proporcionarles alojamiento, educación y cuidados. Eso sería lo ideal, pero en realidad la Consejería ha ido privatizando los centros y dejándolos en manos de empresas que se encargan de gestionarlos y de cobrar por cada uno de los menores que reciben.

¿Qué supone la privatización? Seguro que nos suena: educadores y cuidadores con salarios precarios y sobrecargados de trabajo, centros en malas condiciones, falta de seguimiento en los programas educativos, menores en situación de desamparo… ¿Admitiríamos eso para nuestros menores? ¿Y por qué para estos sí? ¿No son de los nuestros por venir de otro país?

La inmigración ya no es un fenómeno extraño para nadie. La mayoría de nuestras familias están formadas por gente que viene de otras regiones del Estado español, de otros países del mundo, de otros colores y acentos.