Ídolo de barro

“Pablo Iglesias, por incomprensión teórica, y por su propensión a preferir la influencia de las masas más próximas ideológicamente a la pequeña burguesía que al proletariado auténtico, trabajó, inconscientemente, sin duda, contra los intereses de su clase.

Sus simpatías y proclividad hacia la pequeña burguesía fueron coronadas aún por la conjunción republicano-socialista. El Partido Socialista se alejaba del proletariado para crecer sobre fuerzas que no tenían nada de obreras, perdiendo, como es natural, su carácter de partido de clase. La trayectoria política de Iglesias ha sido recta, como una espada: hacia una transformación del Partido Socialista en un partido de la burguesía liberal.

Se puede escribir la historia heroica del proletariado español, sus difíciles luchas, sus sacrificios, sin que sea necesario mencionar a Pablo Iglesias. Y eso es el juicio más contundente que pueda ser formulado sobre una persona. ¿Un luchador obrero que no esté al lado de la clase obrera en las horas graves, puede ser considerado un verdadero militante de la causa? El militar que durante la batalla permanece emboscado en la retaguardia, es merecedor no tan sólo del menosprecio, sino del enjuiciamiento por traición, por cobardía.»

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