PODEMOS, puede. Pero ¿QUEREMOS? ¡QUÉ!

Crítica desde abajo del fenómeno Podemos

El Muxicu, realizado por la Cuerra Anarquista Matando’l tiempu los viernes a las seis p.m.,

se propone la agitación del proceso que inevitablemente desembocará en la revolución social. Todo fenómeno implicado en este proceso, sea que lo impulse o lo retrase, es pues de nuestro interés. Desde esta perspectiva, la irrupción «en escena» de Podemos como fenómeno político y social merece nuestra atención, particularmente cuando consideramos que ese «podemos» parece aludir a quienes están por la transformación social pero que, no teniendo claro que ésta pudiera producirse, no se decidían a abordarla hasta que un grupo de osados clarividentes les han convencido de que «sí se puede» y, parece ser, están decididos a ello. Dada la imprecisión del propio slogan donde todo se da «por supuesto» (como más abajo explicamos, ver nota, pero mejor al acabar este texto), conviene andarse muy al loro para tratar que no nos confunda la palabrería con que se «vende el producto» o, si se quiere, se presenta la propuesta. Porque, como ya debemos tener bien sabido, del dicho al hecho media un gran trecho, y vistos los modos y maneras con que se maneja la cúpula –que ya desgraciadamente se está consolidando con sus CC (¿comités centrales?)– de los pudientes podedores, en nada diferentes, en esencia, a la politiquería al uso salvo el cuidado descuido de la fachenda, estamos en la mismísima dinámica de huida hacia adelante –tú tira, que luego ya veremos– con la que los aupados a la mesa del poder tratan de sofocar los reparos que se les puedan oponer a su falta de escrúpulos para revolcarse y refocilarse en el fango mierdoso de la disputa por el poder.
Si además consideramos que también  hay que dar «por supuesto» que esta propuesta viene a recoger, sin que nadie se lo haya encomendado, los anhelos y aspiraciones que impulsaron el sonoro aldabonazo que pegó el 15M en la adormilada conciencia de «los de abajo», y siendo que aquí en El Muxicu nos reclamamos parte de ese impulso, desde ahí y desde más abajo aún, desde el más profundo underground que socava los cimientos del poder, nos plantamos, nos paramos a desentrañar la verdad –porque este «fenómeno» nos sigue dando tufillo a camelo– nos detenemos junto a quienes han tenido el cuajo de tomarse el esfuerzo de reflexionar, desde la serena quietud de la contemplación de los elementos en juego, y nos tomamos el esfuerzo de recoger sus pensamientos, sus aportaciones para una crítica desde abajo, profunda, que confronte los pronunciamientos de «Podemos», elemento que ha venido a activarse, veremos si como impulso o como freno, en el proceso de la inevitable transformación social revolucionaria.
En el primero de esos programas, en el que radiamos una carta
de una activista de Podemos que abandona el partido tras el proceso de elección del Secretariado, y también un artículo de Juanma Agulles con una crítica a los planteamientos y formas que va desarrollando el recién advenedizo al
Régimen de la  partitocracia parlanchina y parpayuelera.
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En el segundo, tras la acostumbrada «anarcoefemérides»
que abre el programa –en esta ocasión la Insurrección de diciembre de 1933– radiamos el texto sobre posibilismo electoral «Calla(ba)mos pero no otorgamos» de Francisco M. Salamanca, seguido de otro de Félix Rodrigo Mora, «Vidas paralelas Evo Morales y Pablo Iglesias”, una crítica especialmente dura que hoy puede parecer excesiva, pero que visto lo que cada vez más vamos descubriendo del personaje
–su concepto del ejército y la policía como fuerzas necesarias y de gran importancia en su modelo social–
parece que tiende a ir dándole la razón a Félix.
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Nota con anotaciones concomitantes.- Ese enunciado tan obamiano parece un sensacional acierto de diseño salido de una agencia de publicidad y márketin. Comunica –lo pretende– con una sola palabra, con solo un núcleo que omite el sujeto y el predicado: «podemos», es claro que, implícitamente, nós –por cierto ¿otros, u/y otras? Demasiada elipsis– pero ¿a quiénes pro nombra nós?… ¿Los humanos, españoles, jóvenes,  pobres, ricos, la ciudadanía, trabajadores, patrones, el pueblo, indignados, pudientes, demócratas, el proletariado, la progresía, todos, reformistas, revolucionarios, quienes queremos «el cambio», los que podemos, los poderosos, el común…? Ciertamente que indefinido y falto de referente es el sujeto, pero la proposición predicativa no puede resultar más elusiva: nada dice acerca de qué «podemos». Sí, «se supone» que conseguir-lo, o al menos intentar-lo. Admitiendo, que ya es admitir, la suposición ¿lo qué «poderemos» conseguir?… ¿»El Cambio», el estado del estarbien, ganar, «ser determinantes», «devolver las instituciones a la gente», el capitalismo de rostro humano, la «participación democrática», «la democracia participativa», la colaboración entre clases, el socialismo, la conquista del estado, el poder a (ante, bajo, con, contra… y todas las demás pre-posiciones, que todo cabe) el pueblo, la Arcadia, la revolución, lo que podamos, lo que nos dejen…? Conjeturable sin fuerza ilocutiva, que no se le puede asignar un valor de verdad. Y ¡qué decir de lo que ni siquiera podemos suponer! Si no presenta cláusula ordinal, menos aún subordinada; la sustracción de aditamentos que lo implementen o complementen resulta operativa: si ignora quién y qué, ni barrunto de cómo, cuándo, por qué o para qué. No responde de nada, irresponsable absoluto, no se le puede imputar responsabilidad. El colmo del «mensaje» publicitario: nada enuncia, ni ordena ni niega nada, y claro, nada asume; pero alude a, sugiere, cualquier desiderata que se le quiera atribuir, eso sí, por cuenta del/la  sugestionable. Epítome del discurso marketinlista; mercancía que no se vende, pero se insinúa, irresistible objeto de deseo: no miente pero engaña. Compendio de la prédica posibilista; cláusula que a nada (se) compromete ni promete nada, pero incita, seductor vértigo del vacío: no miente pero camela. Ley del pensamiento mágico; nada por aquí y nada por allá, magia en acción, imaginación que excita la chistera de las ilusiones: no miente pero embauca. Embauca-ilusos, camela-incautos, engañabobos. Sacacuartos y/o afana-votos, en fin.

Una agencia de márketin, más si se dedica a diseñar una campaña a la presidencia USA, a mandamás del planeta, cuenta a buen seguro con equipos de politólogos, sociólogos, ingeniería social, prospección comportamental, semiología y semiótica, y demás especialistas en la manipulación y conducción de masas, cuya dedicación concienzuda y cotidiana al trabajo se sustenta en la excelencia salarial que les arropa, avalada por lo imprescindible de su función y su alta eficiencia, según muestra la salud del Sistema. Los resultados en esta ocasión fueron plenamente satisfactorios.
«Yes, we can»
Raramente se encontrará lema tan sucinto, y al tiempo estimulante; tan conciso, e insinuante; tan breve, y persuasivo; tan estricto, y magnético; tan preciso, y retrechero; tandirecto, e hipnótico; tan desnudo, y tentador; tan sobrio, y turbador.

 

El hijo de Yeswecan y el padre de Podemos. Relato conspiranoico.

El rédito de explotación de un  producto de éxito tan  clamoroso y apabullante, de efecto tan arrollador, no podía agotarse en el caudal de votos que aseguró la presidencia ni en la reserva de capital movilizador acumulada. Una mercancía con poder catalizador tal debía rendir provecho a la consolidación y acrecentamiento de los intereses americanos allí donde los estudios de mercado lo detecten y señalen. La intensa lucecita intermitente del “spanish revolutión” reclamaba con insistencia la necesidad urgente de «producto» con capacidad transformadora, o al menos con apariencia de ello, para aliviar el dolor que la inyección de «crisis» (dieta esteroide-anabolizante para Aumento de la Masa de Beneficio del Capital) estaba ocasionando a las intolerantes e indefensas “clases medias”(1).
Hay que aprovechar la «spanish» para mover el «producto estrella» y encontrar promotores en el sector «indignados», en el que se ha detectado gran predisposición a las propuestas «ilusionantes» en que depositar sus ilusiones sin que exija mayores esfuerzos. Son movilizados y llamados a consulta los agentes comerciales, o así, de La Compañía C.I.A. –¡ojo! Consulting Investigation Agency, o así– destacados en Madrid, como por todo el mundo. Se reúnen los jefes de los tres grupos que tienen más agentes destinados –Medios de Comunicación, Universidad, Movimientos Sociales– y tras revisar dossieres y ficheros se comprueba que, como se pensaba, los contactados de Ciencias Políticas forman un grupo que ha evolucionado de la fase «en disposición» a la «en instrucción» y a punto de ascender a «en prácticas», en virtud de su trabajo en relación con los planes de La Compañía, y se le considera como el más prometedor para confiarles la promoción  del producto, con la correspondiente adecuación a la idiosincrasia carpetovetónica. Se «toca» a los miembros del grupo más «condicionables» y los «dispuestos a tó», y el proyecto «Podemos» consigue su adhesión y se pone en marcha. Se activan los contactados en Medios y en Movimientos para que den prioridad absoluta al lanzamiento del grupo de Políticas y la publicitación de «su» proyecto. Se activan los agentes internacionales (Irán, Venezuela) para levantar una cortina de humo que disipe las posibles sospechas hacia La Compañía. Una primer evaluación de la dinámica desarrollada presenta un horizonte de gran rentabilidad. Yes, WE can.

(1).- Las «clases medias», como organismo híbrido, informe y no consolidado, carecen de solidaridad interna que les dote de defensas analgésicas para tolerar los estímulos nociceptivos de la «crisis». Su constitución, acomodaticia e inhibidora del conflicto, las priva de vigor retroviral para combatir su inmunodeficiencia, adquirida tal vez a causa de la promiscuidad en sus relaciones, o debido a transfusiones de efectivos afectados de males como el «vértigo de ascenso social», «neurosis de consumo compulsivo», «ansiedad de nivel de ingresos», «paranoia de la calidad de vida», o bien «sentimiento de pérdida por dilapidación», «quiebra de estatus y personalidad por inversión riesgosa» y «déficit de autoestima por timo piramidal», o sencillamente el específico «transtorno de bipolaridad».
Las «clases altas» –gran burguesía y alta jerarquía– están dotadas de poderosas estructuras analgésicas, gracias a un hereditario sistema inmunosupresor que elimina la acción de células neuronales nocicepctivas en base a las endorfinas segregadas por la vacuna «la buena vida». Como saben las clases altas por experiencia, el mejor combate contra el dolor es el placer, que les proporciona «la buena vida», estimulada por una vacuna elaborada con esencia de sangre, sudor y lágrimas, que es un componente de valor añadido a la plusvalía que extraen en la explotación de las clases inferiores.
Las «clases bajas» –proletariado y lumpen– sometidas por esa explotación a una crisis permanente de precariedad y desposesión han adquirido, en el enfrentamiento solidario a esa situación, una capacidad inmuno-resistente también hereditaria que, aunque no ha podido evitar que se les administrase la inyección, ha logrado asimilar los efectos nocivos de las dosis y –generación tras generación– ha desarrollado filogenéticamente en la estirpe una cepa genética que produce, en el nivel ontogénico, fenocopias con una molécula inhibidora del dolor.

Cuerra anarkista Matando’l tiempu.-14