Por un aprendizaje libertario en una sociedad autogestionada

Como apéndice y, de alguna manera, compendio de las inquietudes que están en la base de nuestra propuesta, «libre y autogestionada», aportamos aquí una edición propia del texto «POR UN APRENDIZAJE LIBERTARIO EN UNA SOCIEDAD AUTOGESTIONADA».

El ALDU (Ateneu Llibertariu d’Uviéu) organizó y llevó a cabo, durante los meses de marzo y abril del pasado 2014, un programa de actividades en torno al hecho educativo, en cuya enseña «Ni pública ni privada: libre y autogestionada» proclamábamos nuestro posicionamiento y a un tiempo nuestra propuesta como colectivo libertario en razón a la cuestión de la enseñanza, en unos momentos en que el interés, el debate, la reivindicación y la movilización en torno a un hecho social tan significativo habían concitado la atención y la implicación de diversos sectores sociales.

Sin embargo la atención social, conducida y mediatizada por los «media», era distraída con la astracanada de la Ley Wert, mientras las boutades de su histriónico promotor atraían la indignación de los sectores movilizados, consumiendo sus energías en caxigalines absolutamente secundarias (itinerario, curriculum, educación cívica, ratio, baremo, becas, tasas, excelencia…) que, por contraste, sobredimensionaban sus justas y necesarias reivindicaciones con su presunto carácter «esencial» y socializante: «no a los recortes», «educación pública y de calidad», «universidad no clasista», que se demostraban acertadas por su virtualidad aglutinadora de la protesta. Pues a eso era reducida la potencialidad antagonista y combativa del movimiento: a la expresión de una protesta encauzada y limitada por las ineficaces, agotadoras y agotadas fórmulas festivo-cívico-pacíficas, y dirigida por unos dirigentes estudiantiles jóvenes, ergo contestatarios, pero responsables y «formales». En tanto que el debate y la confrontación, cuando se producían, revelaban un horizonte raquítico, doméstico y domesticado, y restringido a las consideraciones sobre el perfil elitista y segregador de la LOMCE, el carácter «público» de la educación, o sobre el alcance de las propuestas reformistas de «la enseñanza». Un debate que, salvo ejemplares excepciones como Mallorca, resultaba frustrante, descorazonador y triste, y evidenciaba la  integración e incapacidad del «movimiento» estudiantil, la de sus pastores y la de las ovejas de la grey universitaria. Porque, aquejados y condicionados por la irracional fe democrática, se verificaban incapaces para detectar siquiera, en su propia «configuración» como avatar «estudiante», la miseria y el fracaso del Sistema de enseñanza para otra cosa que no sea dar cumplimiento a la lógica interna de su fundamentación: la enseñanza del Sistema, y su interiorización en los educandos como garantía de su reproducción permanente.

Como contrapeso a esta ausencia de conciencia sobre la significación de la enseñanza concebida y estructurada como Sistema, y a la carencia de autonomía para enfrentar la inexcusable liquidación de tal monstruosidad, en el ALDU nos propusimos, desde el compromiso con el latido del mundo nuevo que traemos en nuestros corazones, presentar, al menos entre las gentes más inquietas, una serie de iniciativas críticas y de experiencias alternativas capaces de galvanizar conciencias y estimular acciones.

Una parte de la propuesta de actividades que concebimos abordó la crítica de la sistematización e institucionalización de un hecho natural: la curiosidad y el descubrimiento; el proceso de aprender, que es convertido en enseñanza, en educación, como coartada del adiestramiento, del amaestramiento de los individuos como piezas del Sistema social dominante. Esta crítica fue presentada por personas que se han visto en la necesidad de vender su capacidad de trabajo como funcionarios del Sistema de enseñanza y se proponen dentro del mismo como una primera trinchera de resistencia ante los catastróficos efectos que provoca en los sujetos sometidos a su acción.

Otra parte de las actividades corrió a cuenta de quienes desertan del Sistema –conscientes de su perversidad y de su labor aniquiladora de la creatividad y de la autonomía en el desarrollo y la construcción de las relaciones interpersonales y sociales– y pasan a comprometer su esfuerzo en generar y sostener propuestas, proyectos o experiencias educativas libres y/o libertarias; y también pudimos contar con que se nos contaran las experiencias de quien, desertando y huyendo de cualquier «pedagogía» –que siempre encuentra un oportuno sayón justificador, como «liberadora, activa, natural, libertaria…», para la recuperación e integración de la rebeldía radical– da en el descreimiento absoluto y viene a satisfacer sus anhelos en la fuente clara de la sabiduría popular que por boca del séneca machadiano Juan de Mairena apunta la sentencia: «que no haiga escuela».

De unas y otras actividades se recogen en este blog el programa y los vídeos con las comunicaciones presentadas y los debates generados, que tuvieron por incomparable marco el tristemente fenecido de tan triste muerte matada Centro Social Autogestionado La Madreña.

Como apéndice y, de alguna manera, compendio de las inquietudes que están en la base de nuestra propuesta, «libre y autogestionada”, aportamos aquí una edición propia del texto «POR UN APRENDIZAJE LIBERTARIO EN UNA SOCIEDAD AUTOGESTIONADA», documento incluido en el libro «Por un aprendizaje libertario» (Colectivo cero a la izquierda – Sto. Enseñanza de CNT. Edic. Campo Abierto. Madrid, 1977). (El libro está ya descatalogado, aunque se puede encontrar en libros de colección en Internet.)
Lo recuperamos porque a pesar de los años transcurridos, la lucidez de su análisis y la originalidad y vigencia de sus propuestas son de tal frescura –y por tanto tan reveladoras y dignas de ser tomadas en consideración– que de no conocerse la fecha de su elaboración se tendría tranquilamente por un trabajo reciente.

Cierto que los conceptos que utiliza y el lenguaje con que formula sus análisis y expresa sus propuestas son hoy de uso habitual en el discurso pedagógico, pero eran en su momento absolutamente innovadores y algunos fueron incorporados por las sucesivas reformas educativas «democráticas», aunque sin penetrar en el concepto, quedándose en la mera formulación superficial que disfrazara, o maquillara, la verdadera función que desde que comenzó su sistematización se ha dado a sí mismo el Sistema de enseñanza: la enseñanza del Sistema, su interiorización en la estructura de la personalidad de los individuos que garantice su reproducción permanente.

La actualidad del texto, con planteamientos aún por explorar, resulta, incluso a día de hoy, anticipatorio de lo por venir, ante un Sistema de enseñanza en vía muerta y la desorientación que provoca el agotamiento de la experiencia autoritaria, y la puesta en marcha del ensayo de alternativas que se verán consolidadas o descartadas por el proceso de prueba y error y por la confrontación en el debate y la puesta en común de propuestas, en ámbitos como el generado por el ALDU a este respecto.
Prácticamente todas las cuestiones suscitadas en las exposiciones y los debates mantenidos durante estas jornadas son ya señaladas y analizadas desde una perspectiva libertaria, emancipadora respecto de la tutela del autoritarismo que impregna y a la vez segrega la institucionalización de la enseñanza, incitando a la recuperación por la gente de la tarea común del aprendizaje, de procurar a cada quien desde sus comunidades los aprendizajes que le resulten estimulantes a sus particulares inclinaciones o necesidades.

Que cunda.

Enlace al texto: Por un aprendizaje libertario en una sociedad autogestionada