Entrevistas a Javier Urdanibia y otros apuntes sobre los situacionistas

Enlazo aquí dos entrevistas recientes y muy interesantes a Javier Urdanibia, traductor y profesor de filosofía:

  • La primera de ellas, realizada en Radio Mistelera (en Denia), es un repaso a su trayectoria intelectual y activista, con especial detenimiento en su breve experiencia en la Internacional Situacionista, pero tocando también desde su participación en el movimiento estudiantil en los años finales del franquismo hasta su participación en CNT en los años setenta: Entrevista a Javier Urdanibia en Radio Mistelera
  • La segunda, una intervención telefónica en el programa Anábasis, de Radio QK, está dedicada exclusivamente a su relación con los situacionistas: Entrevista a Javier Urdanibia en Radio QK

Para el que no sepa nada de los situacionistas, vale decir brevemente que fue un grupo revolucionario activo principalmente en París entre finales de los 50 y principios de los 70 del siglo pasado que recogió el legado subversivo de las vanguardias artísticas surrealista y dadaísta y lo unió con un marxismo heterodoxo y antileninista, proclamando la necesidad de una crítica radical de la vida cotidiana y abogando por una sociedad sin clases ni poder jerárquico. Sus documentos más conocidos son los libros «Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones», de Raoul Vaneigem (que tradujo el propio Urdanibia para la editorial Anagrama en los años setenta), y «La sociedad del espectáculo», escrito por el que pasa por ser su principal animador y teórico, Guy Debord.

Los situacionistas fueron muy seductores por su radicalidad y por su brillantez expresiva —sobre todo comparada con la de otros grupos contestatarios de la época— y la fascinación que ejercieron entre algunos puñados de rebeldes sirvió muchas veces para ocultar los puntos ciegos y tendencias regresivas que se entremezclaban con sus hallazgos más lúcidos.

Demasiadas veces la recepción de su legado ha oscilado entre la veneración ciega y la aversión por prescripción dogmática: dos formas de pereza crítica… Estas entrevistas de Javier Urdanibia tienen su importancia por presentar aquella aventura con la cercanía del participante y a la vez con la distancia del disidente.

Para seguir explorando ese legado, puede ser útil escuchar en Anábasis la entrevista de Miguel Amorós sobre La Internacional Situacionista y su tiempo. Amorós, por otra parte, frecuentó él mismo a Debord en los años 80 y la influencia situacionista es en él muy marcada, aunque va de la mano con una herencia anarquista más clásica y ha ido perfilándose además con sus posiciones antidesarrollistas. Amorós ha tratado las relaciones de la Internacional Situacionista con otros grupos revoltosos al calor de mayo del 68 en  «Los situacionistas y la anarquía».

También en Anábasis se entrevistó a un amigo italiano sobre el libro «La sociedad del espectáculo», un libro particularmente denso y difícil, y se habló sobre la trayectoria del «pro-situ» americano Ken Knabb (discípulo también, por cierto, del anarquista Kenneth Rexroth, del que acaba de publicarse en castellano su autobiografía novelada).

Se pueden encontrar muchos documentos situacionistas, incluidas críticas, en el (creo que ya inactivo) Archivo Situacionista Hispano. Una recopilación de críticas de la I.S. está recogida en «Crítica de la Internacional Situacionista».

Me parecen especialmente buenos estos dos libros:

También en la biblioteca de CNT de Oviedo está disponible uno de los tomos de las revistas de la Internacional Situacionista y la recopilación de los números de la revista Potlatch, de la Internacional Letrista, un precedente artístico de los situacionistas. Ambos títulos los encontré hace poco en La Manzorga, en Gijón, donde tienen un par de baldas de saldos editados o distribuidos por Traficantes de Sueños.

Por último, enlazo un dossier sobre los situacionistas publicado hace años en la revista Archipiélago. Incluye un «Prólogo a los situacionistas» escrito por Luis Andrés Bredlow, quien también tradujo por cierto algunos textos de la órbita situacionista, como el libro de su amigo Jappe sobre Debord.